martes, 22 de enero de 2013

Conclusiones

     Después del desarrollo del blog, hemos podido comprobar, y cualquiera que nos haya seguido podrá también hacerlo, que nos hemos desviado substancialmente de algunos aspectos del tema inicialmente planteado, y nos hemos concentrado más en otros, en función de la información que hemos ido encontrando y del interés que ha suscitado en los miembros del grupo algunos aspectos concretos. A continuación vamos a recoger algunas de las conclusiones más sólidas a las que hemos podido llegar tras el desarrollo del blog a partir de las lecturas a las que hemos ido accediendo y del material empírico recogido.
     Inicialmente planteamos el tema muy enfocado al tema de las parafilias. Sin embargo, al avanzar en la literatura fuimos relegando la cuestión cada vez más a un segundo plano, pese a su importancia dentro de la temática del blog. En su lugar, fuimos concentrándonos cada vez más en el movimiento post-pornográfico, un tema inicialmente desconocido prácticamente para nosotros y en el que hemos ido descubriendo un campo de estudio fértil y, a su vez, lleno de aristas.
     Como hemos ido comprobando, la post-pornografía es un movimiento cuanto menos ambiguo, con manifestaciones e interpretaciones variadas, y que es difícilmente delimitable. Su difícil lectura proviene de su vaga definición, carente de un corpus  de prácticas y conocimientos claramente delimitados e identificables. Es más, esa indefinición es parte de su estrategia, como técnica subversiva con laque se enfrenta a algunas de las categorizaciones más arraigadas en nuestras sociedades: el dualismo de género, el sistema socioeconómico capitalista, etc.
     Por ello, y además de esto, lo que hemos hecho finalmente es ofrecer algunas de las conclusiones a las que hemos podido llegar, independientemente de las planteadas inicialmente. Entre estas destacamos las siguientes:
  • En primer lugar, se nos ha planteado una paradoja con respecto al tema de la post-pornografía como movimiento social subversivo. Susana Vellarino se cuestionaba cuánto tiempo iba a poder sobrevivir la post-pornografía como resistencia sin ser absorbida por el sistema capitalista. Como bien sabemos de autores como Brian Holmes (2002), los movimientos contraculturales de los años 60 (ecologista, feministas, punk, hippie,…) fueron fagocitados por un sistema capitalista que los capturó “estéticamente” en su forma, despojándolos de su contenido crítico hacia el propio sistema. Como podemos ver, la inquietud de Vellarino gira en torno a esta cuestión. Nosotros, por el contrario, planteamos la cuestión contraria: ¿cómo puede absorber el sistema capitalista un movimiento que es subversivo no tanto en su contenido como en su forma? Y es que si algo ha logrado el post-porno es revolucionar la forma de un fenómeno sociocultural, la pornografía, cuyo contenido es en sí mismo poco relevante, repetitivo y aburrido.
  • En segundo lugar, y vinculado con el tema que hemos dejado postergado a un segundo lugar, las parafilias, está la cuestión de la relación que mantiene la post-pornografía con los demandas de género, la identidad y la orientación sexual. El post-porno, si comparte algo en cualquiera de sus facetas o manifestaciones, es la explicitación de un elemento que parece haberse diluido en la pornografía mainstream y es que, el porno no es realidad sino una performance, una teatralización de la realidad. Una teatralización donde se ha construido un campo en el que existen unos roles que los sujetos ocupan y representan con más o menos desenvoltura. Esta explicitación por parte del post-porno hace de ese elemento latente una manifestación concreta, que es percibida por los receptores más fácilmente. Esto mismo se extiende a la cuestión del género. Indirectamente el post-porno tiene un mensaje claro y es que los géneros son roles teatrales, que se aprenden y que se interpretan. Esos roles, tan arraigados y naturalizados (somatizados), son cuestionados desde el post-porno.
  • Un tercer elemento que nos ha llamado la atención es la importancia que para la disciplina artística tiene este movimiento. De hecho, las conceptualizaciones que esta disciplina hace del movimiento nos han parecido muy sólidas, y muy reveladoras de elementos que se nos escaparían desde una perspectiva exclusivamente sociológica. Para el punto de vista artístico, aunque este punto fue sugerido inicialmente por Baudrillard (1983), la pornografía no es una cuestión de sexo, sino una cuestión de distancia, de “proximidad absoluta con respecto a la cosa vista”. Así, la mirada pornográfica es una mirada obscena que fragmenta el cuerpo visto y lo fetichiza convirtiéndolo en objeto excitante-espectacular (meat-shot) listo para la devoración escópica por parte del ojo heteronormativista. El post-porno constituye para el arte la ruptura con respecto a la mirada pornográfica, el contenido, de hecho, sería el mismo, lo que cambia es la distancia con respecto al objeto visto. Así, muchas manifestaciones post-pornográficas lo que han hecho ha sido precisamente enfocar la cosa vista de manera distinta, bien alejándose (por ejemplo: come-shots en plano paisajístico), bien acercándose más allá de la carne (por ejemplo: escenas pornográficas grabadas con cámaras infrarrojos –hot meat shot– o radiografiadas –bone shot) (Giménez Gatto, 2008). Creemos que esta conceptualización sería muy útil para futuros trabajos sobre la temática en tanto que permiten acotar el objeto de estudio de una forma más concreta y permitir así su análisis de una forma más pormenorizada.
  • Por último, el elemento que nos gustaría señalar es el dilema que se le plantea a las manifestaciones post-pornográficas una vez que éstas trascienden «su público», esto es, a los destinatarios de estas producciones. ¿Cómo reacciona el público, el receptor “estándar”, ante este tipo de creaciones?, ¿qué interpreta en ellas?, ¿está siendo efectiva la postpornografía en la difusión de sus reivindicaciones y sus mensajes entre el gran público? Tras discutir la cuestión los miembros del grupo, nuestra conclusión es que la postpornografía encuentra un problema substancial en la dicotomía forma-contenido que puede jugarle malas pasadas o malinterpretaciones en su recepción. En este sentido, nos parece muy acertada la posición de Bourdieu (1988), quien afirmó que para los grupos con escaso capital cultural es muy difícil escindir de una manifestación artística la forma de su contenido, de modo que un movimiento como el post-porno que juega con la forma encontraría obstáculos inexpugnables para extenderse, volviéndose entonces autorreferencial. Para el “gran público” post-pornografía no deja de ser porno, un porno raro, pero porno en definitiva, de modo que no se conciben las demandas y críticas que este movimiento plantea.

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